martes, 25 de septiembre de 2007

Fisiocracia

Introducción General:

Nosotros somos los alumnos Valeria Gandini, Leonela Corti y Gabriel Veròn, y hemos investigado el pensamiento económico fisiocrático.

Este pensamiento fisiocrático consideraba que toda la riqueza venia de la tierra y que, todas las demás ramas de la actividad, solo la agricultura producía más de lo que se necesitaba para mantener a los que se ocupaban de ella. Al provenir de la tierra el único excedente, hacia ella decía dirigirse el estado para obtener fondos por lo que propugnaban el impuesto único sobre la tierra y sugerían la anulación de todos los establecidos por los mercantilistas.

La tendencia general de los fisiócratas es el libre cambio.

Esta es solo una pequeña introducción del tema, luego en la monografía estará más detallado.

Todos estos datos que conseguimos a través de distintas fuentes de información, logramos poder saber y entender sobre este pensamiento.

Introducción:

El objeto de estudio de la economía política esta relacionada con la sociedad capitalista. La economía política se encargara del estudio de un aspecto de los vínculos que se establecen entre las personas que conviven en la sociedad. Esta se relaciona una con otras en el intercambio de mercancías y cooperan de distinta manera en la meta final, que es proveer a la sociedad en su conjunto de todas las mercancías necesarias.

· ¿Cómo empieza la historia del pensamiento económico?
En escritos chinos milenarios o del antiguo Egipto figuran temas de índole administrativa o económica (detalles de la administración del reino, los precios, etc), pero es recién cuando aparece el capitalismo, aunque en su forma más incipiente, que tiene sentido hablar de economía política.

Se habla de una ciencia y de su desarrollo, una vez que ha hacho su aparición su objeto de estudio y su método.

No puede hacer consenso acerca de una fecha precisa del comienzo del capitalismo, los sucesos históricos suelen tener largas transiciones: muchos años, incluso siglos, son necesarios para que aparezcan en forma acabada las características fundamentales de un determinado periodo histórico. Existe mucha bibliografía que trata del pasaje del feudalismo, modo de producción de la Edad Media, el capitalismo.

A través de la compleja evolución de las costumbres, se ven algunos rasgos notables de la nueva época: el productor de mercancías y el intercambio de esas mercancías en una nueva institución: el mercado.

Este hecho novedoso es de vital importancia para la historia y el surgimiento de la economía política, pues aparece su unidad fundamental: la mercancía, que no es otra cosa que un simple producto concebido para el cambio.


A mediados del siglo XVIII, la economía de Francia se encontraba en una muy mala situación. El rey Luís XV llevo al país a guerras innecesarias que agotaron el tesoro. Los efectos de estas desastrosas guerras intentaban ser mitigados mediante un sistema fiscal opresivo.

Adicionalmente, se habían aplicado políticas mercantilistas que restringían el comercio. El producto de la agricultura y el valor de la tierra decrecían. Los agricultores debían entregar una gran parte de su producto al terrateniente y el resto estaba fuertemente gravado, mientras que la nobleza y el clero, que eran dueños de gran parte de la superficie del país, estaban exentos de impuestos. El sector agrícola estaba en decadencia y la población agrícola disminuía. La fisiocracia surgió como respuesta a este estado de la economía francesa.


v Orígenes y filosofía de la fisiocracia:

La reacción en contra de las doctrinas y las prácticas restrictivas del mercantilismo fue, quizás, mas violenta en Francia que en Inglaterra. La economía francesa era básicamente agraria y prospero poco con las medidas para estimular la industria introducida durante el reinado Luís XIV por Jean Baptiste Colbert (1619-1683), ministro de finanzas desde 1661 hasta su muerte. A esto hay que añadir que erario de Francia se hallaba exhausto a causa del fracaso de las guerras coloniales y los gastos extravagantes de la corte, para mantener todo lo cual era necesarios altos impuestos. La dificultad para estimar el ingreso personal y la excepción del pago de impuestos al credo y a la nobleza agobiaban al terrateniente comunero y al campesino con la obligación de pagar casi el total de los ingresos. Esta situación empobreció de tal manera a las clases rurales que las demandas de reforma se hicieron insistentes hasta, que por último, culminaron en 1789 con la revolución francesas. Pero antes de esta gran explosión, los fisiócratas presentaron una defensa elocuente de la “revolución desde arriba”.

Algunas de las observaciones y recomendaciones que harían después los fisiócratas aparecen de manera anticipada en los escritos de Pierre Boisguilbert (1646-1707) y Sebastien de Vauban (1633-1707). Ambos autores reaccionaron en contra de las condiciones adversas durante el reinado de Luís XIV. Como es fácil de entender, pusieron su mayor interés en las reformas tributarias y en la abolición de los impuestos a las exportaciones de grano. Boisguilbert, adelantándose a los fisiócratas, consideraba a la tierra como la principal fuente de riqueza y critico el interés mercantilista en lo metales preciosos. Consideraba que la riqueza consistía en el abastecimiento de las cosas necesarias y convenientes para satisfacer los diversos deseos humanos. El requisito primordial para la creación de riqueza, aseguraba, la eliminación de las obstrucciones artificiales a la armonía natural, tales como los abusos en los impuestos, los impuestos aduanales, las prácticas gremiales monopolistas, las extravagancias de la corte y las enormes deudas publicas. Vauban hizo de la reforma tributaria su preocupación particular y propuso un impuesto único que reemplazara a todos los demás impuestos directos. Por desgracia, las reformas propuestas por Boisguilbert y Vauban les valieron la deshonra más que el encomio. Sus escritos fueron retirados de la circulación; la monarquía absoluta del ancien régime no toleraba críticas. No obstante, sus ideas sobrevivieron, y muchas fueron incorporadas a los esfuerzos de reforma que surgieron después con los fisiócratas. Las peticiones de reforma e incluso los programas con tal fin, tales como el proyecto de un diezmo real, que propuso Vauban en 1707, no pudieron catalizar el cambio. Lo que se necesitaba, además, era una filosofía y un análisis sistemático que proporcionaran un fundamento para la reforma al explicar el origen de los males que minaban la economía francesa. Los fisiócratas, o les economistes, como preferían llamarse a sí mismos, iban a satisfacer estas necesidades.


En el siglo XVIII, un grupo de “filósofos-economistas” presento una teoría de conjunto de la actividad económica, que intenta basarse en las relaciones entre el hombre y la naturaleza, o el mundo material. Los escritos de la fisiocracia se sucedieron entre 1756 y 1778 y provienen de diversos autores, congregados en torno a la figura de Quesnay, aunque cada uno con características propias.

Preocupados los economistas de la época por descubrir cuáles eran las verdaderas fuentes de la riqueza de un pueblo y cómo se la puede adquirir, nació esta ciencia económica la cual fue exclusivamente teórica.

Los fisiócratas reclamaban el nombre de “economistas”, pero debido a que posteriormente el termino “economista” fue utilizado mas comúnmente, fueron rebautizados como “fisiócratas”.

Muchos miembros de la fisiocracia pertenecían a una nueva clase de agricultores, que habían comprado tierras a nobles arruinados e intentaban hacer de la agricultura una actividad lucrativa. En sus comienzos, la fisiocracia era un conjunto de propuestas prácticas derivadas de un interés de esta nueva clase.

· ¿Qué significa el término “fisiocracia”?
El término fisiocracia proviene del griego y significa “gobierno de la naturaleza”; y se les adjuntó este nombre debido a que en su teoría el mundo material (naturaleza), domina sobre los hombres. Esto está relacionado con la idea de que sólo en las actividades agrícolas la naturaleza posibilita que el producto obtenido sea mayor que los insumos utilizados en la producción surgiendo así un excedente económico. Los fisiócratas denominaron de estériles a las actividades como la manufactura o el comercio donde la producción solo sería suficiente para reponer los insumos utilizados.

El término fisiocracia surgió en Francia, y lo utilizo por primera vez Dupont de Nemours en 1776, después de la muerte de Quesnay.



v Diferencia entre mercantilistas y fisiócratas:

La diferencia entre estos dos pensamientos es que los mercantilistas destacaban la importancia de alcanzar superávit en el saldo de la balanza comercial como una forma de acumular oro. Defendían el establecimiento de medidas intervencionistas, pues creían que una postura liberal podría conducir a una pérdida de oro. En sí para ellos el comercio internacional era la actividad primordial. Por otro lado los fisiócratas estaban en contra de este pensamiento y rechazaban los excesos proteccionistas por los mercantilistas. Sostenían que la riqueza de una nación procedía de su capacidad de producción y consideraban la agricultura como el único sector realmente productivo de la economía capaz de generar el excedente del cual dependía todo lo demás. Por ello, preconizaban la mejora de los sistemas de cultivo para aumentar la productividad de la agricultura.



El líder intelectual de la fisiocracia fue François Quesnay, que en 1758 publicó una obra titulada Tableau économique (Cuadro Económico), que tuvo gran aceptación en el ambiente de la época. Otras obras de Quesnay fueron “Agricultores” (1756), “Cereales” (1757) y “Derecho Natural” (1765). Quesnay comenzó a interesarse por la economía cuando tenía una edad mayor a los 60 años, al parecer, porque había acumulado grandes extensiones de tierras.

Luego de Quesnay, surgieron otros autores pertenecientes a la fisiocracia, entre los cuales se destaca Víctor de Mirabeau. También pertenecen a la fisiocracia los autores Dupont de Nemours, el Abate Baudeau y Vincent de Gournay, a quien, acertada o desacertadamente se le atribuye la conocida frase “laissez-faire, laissez passer”.
La fisiocracia concebía a la economía como extremadamente compleja, en la que una modificación en alguna parte constituyente, con el tiempo tenía efectos en las demás partes, lo que constituyó el primer análisis de equilibrio general.
Los fisiócratas fueron los últimos autores que indagan sobre si determinadas ramas de la actividad económica contribuyen más que otras a la riqueza de un país. En este sentido, afirmaron que la agricultura era la única rama que originaba producto neto, por lo que ésta era la actividad que debía ser fomentada. Con respecto a las instituciones económicas, fueron los primeros en reclamar un régimen basado en la propiedad y en la libertad. La fisiocracia también fue la primer escuela en concebir a la actividad económica como un flujo continuo de rentas que circulaban de una clase a otra, que podían representarse mediante un cuadro sintético, el “Cuadro Económico”.La fisiocracia apelaba a principios racionales, afirmaba que los hechos sociales están unidos por lazos de leyes inevitables, a las que los gobiernos y los individuos deberían obedecer.
La fisiocracia es una respuesta al mercantilismo, aunque si bien defendían el librecambio y el interés individual, continuaban elogiando a autoridad absoluta. Una explicación a esta paradoja se encuentra en el hecho de que, debido al régimen reinante, les estaba prohibida la libertad de expresión y la crítica hacia los abusos cometidos por miembros del estado.


v Biografía de François Quesnay

· Vida:
Quesnay nació en Merey, el 4 de junio de 1694, en el actual departamento Eure, cerca de París, hijo de un abogado y pequeño terrateniente. A la edad de dieciséis años empezó su aprendizaje como cirujano, marchó a París, donde estudió medicina y cirugía y, tras obtener la calificación de maestro cirujano se estableció en Mantes. En 1737 fue designado secretario perpetuo de la academia de cirugía fundada por François la Peyronie, y pasó a ser cirujano del rey. En 1744 se graduó como doctor de medicina, se le concedió primero el cargo de médico del rey para más tarde ser ascendido a primer médico consultor, instalándose en el Palacio de Versalles. Sus aposentos estaban en el entresuelo. Luís XV tenía a Quesnay en alta estima, y acostumbraba a llamarle "mi pensador"; cuando le otorgó título nobiliario le asignaría como armas tres flores de pensamiento (en francés, como en español, la palabra que nombra a la planta, pensée también tiene el significado pensamiento), con el lema Propter excogitalionem mentis.
Se dedicó principalmente a los estudios económicos, tomando parte en las intrigas palaciegas, en las que estuvo perpetuamente involucrado. Conoció –aproximadamente en 1750– a Jean de Gournay (1712-1759), que también fue un pionero del pensamiento económico, y alrededor de esta pareja se formaría progresivamente el grupo filosófico de los economistas o fisiócratas. Su discípulos más destacables fueron: Honoré Mirabeau (autor de L'Ami des hommes, 1745-1760 y Philosophie rurale, 1763; Nicolás Bardeau (Introduction a la philosophie éconómique,, 1771); G. F. Le Trosne (De l'ordre social, 1777); André Morellet, conocido por sus disputas con Ferdinando Galiani sobre el comercio de grano durante la Guerra de la Harina; Mercier Larivière, y Dupont de Nemours. Adam Smith, que durante su visita al continente con Henry Scott pasó algún tiempo en París conocería a Quesnay y a algunos de sus seguidores, homenajeó sus servicios científicos en su obra La riqueza de las naciones.

Quesnay murió el 16 de diciembre de 1774 y tuvo tiempo suficiente como para ver a su discípulo Turgot en el cargo de ministro de finanzas. Casado en 1718, tuvo un hijo y una hija. Su nieto sería miembro de la Asamblea legislativa.


· Obras:
En 1758 publicó la Tableau éconómique, que contenía los principios de las ideas de los fisiócratas. Este es quizá el primer trabajo que intenta describir el funcionamiento de la economía de forma analítica y puede considerarse la primera contribución importante al pensamiento económico.

Las publicaciones en las que Quesnay expuso su sistema fueron: dos artículos, sobre "Fermiers" (granjeros) y sobre "Grains" (granos) en la L'Encyclopédie de Diderot y D'Alembert (1756, 1757); un tratado sobre las leyes naturales en la Physiocratie de Dupont de Nemours (1768); Maximes générales de gouvernement economique d'un royaume agricole (1758) y la, publicada simultáneamente, Tableau économique avec son explication, ou extrait des économies royales de Sully (con el famoso lema Pauvres paysans, pauvre royaume; pauvre royaume, pauvre roi: campesinos pobres, reino pobre; reino pobre, rey pobre)); Dialogue sur le commerce et les travaux des artisans, y otras piezas menosres.

Sus escritos económicos se recogen en el segundo volumen de los Principaux économistes, publicados por Guillaumin con prefacio y notas de Eugène Daire; también sus OEuvres économiques et philosophiques estaban introducidas por August Oncken (1888); una repimresión en facsímil de la Tableau économique a partir del original sería publicada por la British Economic Association (1895). El resto de sus escritos fueron el artículo Évidence en la Encyclopédie y Recherches sur l'évidence des vérites geometriques, con un Projet de nouveaux éléments de géometrie, 1773. El Elogio de Quesnay fue pronunciado en la Academia francesa de ciencias por Grandjean de Fouchy.


v Biografía de Víctor de Mirabeau


· Vida:
Economista francés (1715-1789), discípulo de Quesnay y de la escuela fisiocrática.

Aristócrata terrateniente, además de discípulo de Quesnay, de Cantillon.

Su patronazgo económico y su labor divulgativa impulso la popularidad de esta escuela fisiocrática.


· Obras:
o L’amie deshommes ou traité sur le Population (1756)
o Theorie d l’impot (1760)
o Philosophie rurale (1763)
o Leerte sur le commerce des grains (1768)

v Biografía de Dupont de Nemours


· Vida:
Economista y político francés. Discípulo de Quesnay, defendió las teorías fisiocráticas desde la publicación de su obra De la exportación y la importancia de los granos (1764), claramente librecambista.

Colaboro en las reformas hechas por Turgot Calonne y fue instigador del tratado de comercio de Versalles (1783). Contrario a la Revolución, emigro a Estados Unidos (1800), donde colaboro con Jefferson. En 1802 volvió a Francia por encargo del Gobierno estadounidense y fue vicepresidente de la Cámara de comercio, hasta que comenzó a criticar la política de Napoleón y volvió a Estados Unidos.

Bajo de gobierno de Turgot ocupa diversos cargos públicos llegando a ser comisario general de comercio. Tras la Revolución es encarcelado durante el Directorado de Robespierre.


· Obras:
o Exportation et importation de grains (1764)
o Physiocratie (1767)
o De l’Origine et de Progres d’une Science Nouvelle (1768)
o Abrege des pricipes de l’economie politique (1772)
o Table raisonnee des pricipes de l’economie politique (1775)
o Memoires sur le vie et les ouvrages de Turgot (1782)
o Memories sur les municipalites (1787)
o Philosophie de l’Univers (1799)
o Du pouvoir legislatif et du pouvoir executif convenables a la Republique Francaise (1795)
o Sur l’education nationale dans les Etats Unis d’Amerique.


v Biografía de El Abate Baudeau

Economista francés, fundador de Ephemerides du citoyen, donde propugnaban un sano humanismo y se combatía la esclavitud, así como la doctrinas de Quesnay y su escuela (1730-92). Sin embargo, en 1766, abandono su mercantilismo liberal, y desde 1767 a 1772 las Ephemerides fueron el órgano oficial de los fisiócratas.

Suprimido el periódico reapareció con el titulo de las Nouvelles Ephemerides économiques. Baudeau fue el primero que utilizo el termino fisiocracia, y en su libro Premiere introduction a la philosophie economique ou analyse desestats polices (1771) hizo una clara exposición del sistema. Desterrando por un tiempo, a su regreso tomo parte en las discusiones prerrevolucionarias y produjo su Les vrais principes de l’administration des finances opposes a ceux de M. Necker (1785) y idees d’un citoyen presque sexagenaire sur l’etat actuel du royaume de France (1787).


v Vincent de Gournay

En el sentido en que los fisiócratas se opusieron a casi todas las restricciones gubernamentales defendidas por los mercantilistas que encorsetaban la actividad económica se atribuye al francés Vincent de Fournay la famosa frase “laissez faire, laissez passer”, que significa libertad de actividad mercantil en el interior y comercio exterior libre.


v El “Cuadro Económico” de la Fisiocracia:
Francois Quesnay ideo un cuadro económico para ilustrar de qué manera la circulación del producto neto producido por la clase agrícola mantiene la economía en forma análoga a la función del riego sanguíneo en el cuerpo humano.
El Tableau ilustraba a la vez, por medio de un diagrama bastante notable, la producción y circulación de bienes en toda la economía y los flujos monetarios asociados para una economía que se encuentra (utilizando el lenguaje contemporáneo) en un estado de equilibrio. Quesnay comprendía que, desde un punto de vista analítico, el equilibrio del estado estacionario es el punto de inicio lógico para analizar el efecto en el producto agregado de una alteración a la condición de equilibrio representada en el Tableau. Para Quesnay, las fuentes de alteración probable son:
a) Un cambio en la proporción de ingresos gastados en producto agrícola;
b) Un cambio en el sistema tributario;
c) Un aumento en el precio de los alimentos que mejoraría la taza de rendimiento en la agricultura.

Si bien la afirmación de que la agricultura es el único sector capaz de generar “producto neto” es bastante criticable, el aporte fundamental, por el cual los fisiócratas son actualmente elogiados, no proviene de esta rama de su investigación, sino de haber indagado qué sucede con su “producto neto” en la economía. Para averiguar el destino del producto neto, Quesnay ideó el denominado Cuadro Económico, simplificado en el siguiente gráfico:
En la descripción de Quesnay, hay tres clases sociales: agricultores (clase productiva); una clase estéril (artesanos, comerciantes, fabricantes y profesionales); y una clase propietaria (terratenientes). El objetivo del cuadro económico no era describir la distribución de la renta en la economía, sino describir como circulan las rentas (producto neto) de un sector a otro. Quesnay parte de que la agricultura proporciona una renta de cinco mil millones de francos (5.000), los agricultores guardan 2.000, emplean 1.000 en compras a la clase estéril (vestido, alojamiento, etc.) y entregan los 2.000 restantes a los propietarios. Los propietarios gastaban 1.000 en la clase productora y 1.000 en la clase estéril. Entonces, la clase estéril disponía de 2.000, de los que iban 1.000 a la clase productora y 1.000 a la clase propietaria. Después de estos primeros movimientos, habrían de producirse otros movimientos sucesivos de renta.

Quesnay era médico de la corte, y para la realización de su Cuadro Económico se inspiró en el funcionamiento del cuerpo humano. Las rentas circulan por la economía al igual que circula la sangre por el cuerpo. Un trastorno en un órgano del cuerpo, origina reacciones en otros órganos para compensar el trastorno inicial.

Este cuadro sirvió como punto de partida de análisis de política económica, realizados por otros miembros de la fisiocracia como el abate Baudeau y Mirabeau. Por ejemplo, afirmaban que cuando la parte del producto neto que vuelve a la tierra es insuficiente (ya sea por compras excesivas a la clase estéril o insuficiente a la clase agrícola), la creación de producto neto disminuye y puede surgir una depresión económica.
Si bien el Cuadro Económico desarrollado por Quesnay puede ser fácilmente criticado, su mérito radica en haber tenido una visión de los diversos sectores económicos como interdependientes, que la economía puede estar en desequilibrio a causa de una mala orientación de los flujos de renta.


v La reforma tributaria:
El significado real del Tableau surge cuando la teoría pura se articula con las propuestas de reforma por los fisiócratas. La esencia de la teoría que el Tableau intenta apoyar y demostrar es que solo la naturaleza puede producir un producto neto y una economía ideal mantendría solo aquellas actividades y practicas que no invadieran su creación. Bajo los reinados Luís XIV, Luís XV y Luís XVI, Francia estuvo lejos de este ideal. Era victima de numerosos abusos tributarios, impedimentos al comercio en un nivel tanto nacional como internacional, una clase comerciante innecesariamente grande, una organización agrícola carente de vigor, empresas industriales monopolizadas y una deuda publica siempre en aumento asociada con las guerras coloniales infructuosas y con los derroches escandalosos de la corte.

Las propuestas de reforma tributaria habían sido desde mucho tiempo atrás un problema central en Francia. En un país eminentemente agrícola, resulta obvio que las cargas de las ganancias gubernamentales tenia que derivarse de la tierra, en especial frente a la dificultad de grabar formas de riquezas menos tangibles. Sin embargo, la tradición exentaba a los clérigos y a la nobleza secular y a la taille, como se conocían impuestos sobre la tierra, pasando así la carga de impuestos al “tercer estado”, es decir, a las personas que no eran miembros del clero o de la aristocracia. De esta manera la carga impuesta a los ya de por si típicamente pobres campesinos a la larga se convirtió en algo intolerable, pero lo que es peor, las ganancias recaudadas resultaron tan deficientes para las necesidades del gobierno que fue necesario recurrir a los prestamos públicos a gran escala de los especuladores profesionales y financieros. Muchos de estos individuos se enriquecieron aun más mediante el privilegio de gravar la actividad agrícola (pagando una suma fija de dinero por los impuestos recaudados y embolsándose la diferencia), así como dar en contrato los derechos comerciales en ciertas mercancías. Gran parte de la fortuna que acumularon tendía a disiparse en la especulación interna o externa, o en la acumulación.

En cualquier caso los fisiócratas creían que estas prácticas disminuían la demanda de mercancías agrícolas y contribuyan al empobrecimiento de la agricultura. Sin embargo, estos acaudalados intereses se volvieron tan esenciales para el rey que fue virtualmente imposible para hombres como Richelieu, Colbert y Turgot introducir medidas económicas en la corte.

Los fisiócratas propusieron no solo que se iluminaran las exenciones de impuestos a la tierra heredada, sino también que todo el complejo conglomerado de impuestos entonces recaudados se reemplazara por un solo impuesto, el impot unique, que todos los terratenientes deberían pagar de acuerdo con sus respectivas participaciones del producto neto. Huelga decir que esta propuesta encontró una violenta oposición, no solo debido a la larga financiera que hubiera impuesto a quienes antes se encontraban libres de impuesto, sino también porque lo hubiera despojado de un codiciado símbolo de estatus de clase.

La lógica de la propuesta de los fisiócratas de un solo impuesto al producto neto era simple y clara. Consideraban que solo la tierra era capaz de producir un producto neto o su superávit, sobrante y por encima de las necesidades de subsistencia de quienes la trabajaba.

El precio de oferta de los servicios de los trabajadores tendía a nos ser mayor al valor que agregaban al producto; en consecuencia, los trabajadores eran incapaces de soportar la carga de los impuestos. Cualquier impuesto que le gravaran, consideraban los fisiócratas, venia a recaer finalmente en la única fuente posible de pago, es decir, el producto neto. Encontramos aquí, en estado embrionario nuestra teoría moderna de la transferencia de impuestos, de acuerdo con la cual, en ciertas circunstancias, los impuestos pueden transferirse hacia delante a los compradores de un producto agregándolo al precio que pagan, o hacia atrás a los factores de producción si es posible reducir los pagos que se les hacen.

Los fisiócratas no pensaban en la trasferencia de impuestos en su sentido moderno, sino más bien lo asociaban con la reducción del producto neto que ocurriría si se gravara con impuestos a los miembros de las clases agrícolas o estéril. Consideraban que si se impusieran gravámenes a los agricultores arrendatarios que cultivaban la tierra su capacidad para financiar la siguiente cosecha se reduciría de manera inevitable. Esto reducirá a su vez al producto neto que estuviera disponible después de la siguiente cosecha. De esta manera, la clase terratenientes vendría a soportar la carga del impuesto. De igual manera, si se obliga a los artesanos u otros miembros de la clase estéril al pago de impuestos, ellos reducirían sus compras a los agricultores, lo cual disminuiría también el producto neto. Así, los fisiócratas consideraban que seria más sólido y económico cargar un solo impuesto al producto neto en primer lugar. Afirmaban que este impot unique no necesitaría absorber más de un tercio del producto neto. Esperaban que si se controlaban los gastos y se aumentaba la productividad de la agricultura, una carga impositiva de esta magnitud seria adecuada para satisfacer las necesidades de ingreso del estado. Al menos Turgot logro cierto progreso hacia la meta de un impuesto único durante su breve ejercicio entre agosto de 1774 y mayo de 1776 como ministro de finanzas bajo el reinado de Luís XVI. Se eliminaron muchos aranceles locales que se estableció un impuesto general a la tierra como fuente de ingreso.


v Comercio:

Ya se ha observado que los fisiócratas consideraban las actividades de los comerciantes como improductivas, debido a que pensaban que el comercio solo abarcaba el intercambio de valores iguales. Por lo tanto, se pensaba que sus actividades eran incapaces de producir nueva riqueza, ya sea que el intercambio ocurriera a nivel nacional o internacional.

La diferencia entre el razonamiento fisiócratas acerca del comercio y el de los mercantilistas debe ser evidente de inmediato. Estos últimos afirmaban que el comercio es la única forma de aumentar la riqueza de una nación y que deben hacerse esfuerzos para asegurar una balanza favorable. Bajo Colbert, el comercio de Francia estaba regulado de manera estricta con miras a este fin preciso. Como es fácil de entender, los fisiócratas de oponían al punto de vista tanto de los mercantilistas como de los colberistas, pues unos y otros perseguían una balanza comercial favorable. Los de las perspectiva del pensamiento fisiócrata, esto ultimo no solo era incapaz de crear ninguna nueva riqueza, sino que en realidad tendía a disminuir la riqueza al reducir la demanda de productos agrícolas.

Los que apoyan el libre comercio en nuestros días, después de todo, lo hacen con base en que aumentara la riqueza de los países participantes no aumentando sus reservas de oro, sino asegurándoles una mayor cantidad y mejor calidad de bienes y servicios que lo que pudieran disfrutar sobre la base de su producción interna únicamente. Pero esta no es la línea de razonamiento que se guían los fisiócratas, aunque cuando la suya es la primera posición de libre comercio notable, y por lo general se les considera como los primeros defensores del libre comercio. Debemos observar que su apoyo se centraba principalmente en la libertad para exportar ganado, la cual estaba restringida, mientras que se alentaba la importación de bienes manufacturados. Pensaban que las medidas restrictivas que privaban a los agricultores de los mercados externos eran incompatibles con el mantenimiento del Bon prix (buen precio) de los productos agrícolas que consideraban esenciales para el crecimiento del producto neto. La restauración del libre comercio interno de grano se encuentra entre las reformas de importancia que Turgot logro en su corta carrera como ministro de fianza. Por desgracia, su caída en 1776 puso fin a esta y otras reformas que trataba de condensar en su edictos de 1776.


v Biografía de Turgot


Turgot (1727-1776). El más celebre de los economistas franceses. Discípulo de Quesnay y de Gournay.

Ministro de fianza francés.

Colaboro en la Enciclopedia de DIDEROT.

· Obras principales:

1. “Cuadro sobre los progresos sucesivos del espíritu humano”.

2. “Elogio de Gournay”


3. “Reflexiones sobre la formación y la distribución de las riquezas” (1769).

En la obra Nº3 se mostró fisiócrata sin prejuicios ni extravagancias. Dividió la ciudad en tres categorías: 1ª, la productiva o rural; 2ª, la estéril, es decir, la industrial y manufacturera, y 3ª; la estipendiada y desocupada, o propietaria del suelo, rentistas y funcionarios.

Acepta que únicamente la agricultura rinde provecho.

Trato de poner en practica las ideas fisiocráticas.

Decretó la libertad de la industria suprimiendo las corporaciones, las cofradías y los maestrazgos y declarando que todos, aun los de ninguna clases.

Su obra comercial fue considerable y proyecto grande reformas para las enseñanzas del pueblo, en la que cifraba grandes esperanzas y que no puedo realizar por la brevedad de su permanencia en el ministro (18 meses).



v Teoría del Producto Neto de la fisiocracia:

Para Quesnay, una sola rama de la actividad económica era capaz de suministrar indefinidamente bienes consumibles sin prejuicio para la fuente de donde se extraigan: la agricultura. Las demás ramas de la economía, eran sólo transformadoras que se limitaban a añadir utilidad a elementos preexistentes, modificando su estructura material o trasladándolos de lugar.

El valor agregado por la industria o el comercio era sólo el valor del trabajo humano, por lo que Quesnay clasificó de “estériles” al comercio y a la industria, lo que no significa que las haya considerado inútiles, sólo que no eran capaces de generar mas valor que el valor del trabajo. Es decir, sólo agregan valor trabajo a lo ya producido, no crean valor. La agricultura, en cambio, era la única actividad que generaba más riqueza que el trabajo insumido en ella. El “producto neto” se ve en esta actividad, debido a que produce un volumen de bienes mayor a lo necesario para conseguir semillas y mantener a los agricultores. Es necesario aclarar que admiten que en condiciones monopólicas las manufacturas también pueden producir valor agregado.

Se pueden encontrar numerosos textos en los que autores de la fisiocracia se refieren a una función divina en la actividad agricultora. Por ejemplo, Mirabeau escribió que (la agricultura) “es una manufactura de institución divina, en que el fabricante tiene como asociado al Autor de la Naturaleza”.


v Críticas a la teoría de Producto Neto de la fisiocracia:

· No es posible determinar con exactitud qué es lo que la agricultura y sólo ella produce: no es creadora de materia, ni de utilidad, ni de valor. Aparentemente, el concepto de producto neto corresponde a lo que hoy es denominado renta.

· Nunca probaron su teoría del producto neto. No es cierto que la agricultura multiplique riquezas y el resto de las ramas sólo agregue.
· Actualmente, la ciencia económica converge a la idea de que producir es crear utilidad. Bajo este concepto, queda claro que la agricultura no es la única actividad capaz de crear riquezas.


v La distribución de riquezas:

Para Quesnay como para todos los fisiócratas, la fuente de la riqueza esta en la primera de las clases, es decir, en la de los productores que están relacionados con los frutos de la naturaleza (agricultura, ganadería, pesca y minería) y los extraen cultivando el suelo, criando el ganado, pescando en los mares y explotando las minas. En virtud de esto, propone un ejemplo práctico situado en un reino imaginario cuya producción total vinculada con la clase productiva, por supuesto es de 5000 millones de francos. De este total, la clase productiva se guarda 2000 millones para su sustento, el de su ganado, semillas, etc.; el resto lo vende con lo que obtiene 3000 millones de franco. Sin embargo, la producción agrícola no es suficiente para su mantenimiento, por lo que adquiere a la clase estéril una serie de manufacturas 1000 millones de francos. Los 2000 millones restantes los entrega a la clase propietaria por arrendamientos y otros conceptos relaciones con los latifundios. Con estos 2000 millones, la clase propietaria se introduce en la circulación de la riqueza de la siguiente manera: 1000 millones los entrega a la clase estéril por los productos manufacturados (vestidos, muebles, artículos de lujo, etc) y los otros 1000 millones los reintegra a la clase productiva para adquirir lo necesario para su sustento alimenticio. Por su parte la clase estéril que ha recibido 2000 millones de francos el 50% de la clase productiva y el 50% de la clase proletaria los emplea para adquirir productos agrícolas para su sustento y materias primas que transformara en manufacturas, volviendo de esta manera, esa cantidad a la primera clase. Este es el ciclo de la circulación de las riquezas que, al cerrarse, repone a los 5000 millones de francos a la clase productiva. Luego comienza nuevamente y así lo hará en forma indefinida.




v Presupuestos económicos y políticos:

Los fisiócratas adhirieron a una serie de presupuestos económicos y políticos que completan su pensamiento, de los que los principales pueden ser resumidos en los siguientes puntos:

1) El orden natural establecido por Dios para el beneficio de los hombres tiene un carácter inmutable y se adapta a todos los tiempos y lugares.

2) Del concepto anterior los fisiócratas deducían su visión del gobierno, al que, pese a ser partidarios de la abstención estatal, concebían con un poder absoluto para poder hacer cumplir el orden natural establecido por Dios.

3) El funcionamiento del orden natural exigen la concepción fisiocrática, que el gobierno preserve, para que además deje que los individuos sigan sus tendencias naturales que concurren a cumplir las leyes instituidas por Dios. Esto constituye un sustento teológico del lassez faire.

4) Como ya señalamos anteriormente, en la concepción fisiocrática la única riqueza es la que proviene de la tierra. El comercio no es considerado producción y los fisiócratas sintieron una gran desprecio por el; la industria tampoco fue apreciada como productiva, puesto que se limita a transformar lo que la naturaleza pone a su disposición.

5) Pese a que los fisiócratas despreciaban el comercio, su principio: laissez faire y laissez passer les hacia aceptar la libre circulación de bienes y, en consecuencia, el libre comercio.

6) Otro aspecto fundamental en el pensamiento fisiocrático es su concepción del producto neto, el cual se constituye por la diferencia entre la riqueza consumida y la producida.

7) Del producto neto, que surge de la tierra por ser la única fuente de riqueza, los fisiócratas extraen su concepto impositivo. Ya que la riqueza surge únicamente de la producción que nos brinda la naturaleza es justo que se aplique un solo impuesto y que este sea sobre la tierra y recaiga sobre los propietarios de ella. Esta concepción impositiva fue adoptada en el siglo XX por el partido laborista ingles, el cual, aunque no puede ser considerado fisiocrático, propuso un impuesto único a los propietarios de la tierra.

8) Los latifundistas eran justificados por los fisiócratas que los consideraba prácticamente asimilados a la clase productiva por dos motivos:
a) Porque eran herederos de quienes habían preparado la tierra para el cultivo.

b) Porque creían que la propiedad privada era el basamento social más solidó y la institución que permite a la sociedad manejar sus asuntos en paz y en prosperidad. Como consecuencia los terratenientes eran responsables de que se cultivaran nuevas tierras con el fin de que las riquezas se incrementaran en forma permanente.





v Importancia de la producción agrícola frente al comercio:
Para los fisiócratas, en oposición al mercantilismo, la riqueza de una nación procedía de su capacidad de producción y no de las riquezas acumuladas por el comercio internacional. Y consideraban que la única actividad generadora de riqueza para las naciones era la agricultura.
Los fisiócratas asumieron que dada su observación de los mercados, la manufactura era una actividad estéril, ya que no se veía un gran avance en este sector. Obviamente, esto se debía al tamaño de la industria de entones, anterior a la revolución industrial. Lo cual constituye una falla en su análisis, que se deriva también del mayor interés en la productividad física y no en la productividad del valor. También defendían que la agricultura era el único sector productivo capaz de crear riqueza, mientras que el comercio y la industria tan sólo permitían la distribución de esta riqueza; los fisiócratas estaban en contra de las políticas de comercio internacional mercantilistas, favorecedoras del proteccionismo.
v El “Orden Natural” de la Fisiocracia:
Los fisiócratas creían en la existencia de un “orden natural y esencial”, que era el conjunto de instituciones conformes con la providencia y que aseguraría la prosperidad. Cuando los fisiócratas hablan del Orden Natural, no intentan analizar la realidad, sólo describir una situación ideal.
Según los autores de la fisiocracia, existe una ordenación natural o ideal de todas las cosas, impuesta por Dios y que el hombre puede descubrir. Por lo tanto, el objetivo de todos los estudios científicos era descubrir las leyes que rigen los fenómenos.
· ¿En qué consiste el Orden Natural para la Fisiocracia? (Propuestas de la fisiocracia)
En la descripción del orden natural, los fisiócratas enuncian sus propuestas en materia de política económica.
v La fisiocracia exige la propiedad, bajo tres formas:
o Propiedad Personal: derecho de todo hombre a disponer de sus facultades físicas o intelectuales.
o Propiedad Mobiliaria: disponer de los frutos de su trabajo.
o Propiedad Territorial: el heredero debía disponer de la tierra, esto lo justificaban afirmando que era la retribución por haber mejorado y conservado el suelo durante las generaciones, y que era el mejor sistema para asegurar el mantenimiento de la tierra.
v Libertad del comercio exterior
v Libertad del tráfico interno (recordemos que muchas medidas se oponen al proteccionismo del mercantilismo). El orden natural llevaría a un “buen precio” de los productos agrícolas. Una política de no intervención del gobierno, haría posible que el capital fluyese libremente hacia el sector agrícola, y que el flujo del producto se ampliase con el tiempo.
v Salarios lo mas elevados posibles (para aumentar la capacidad de compra de los productos agrícolas)
v Límite a la tasa de interés: para evitar que el rendimiento del dinero sea mayor al rendimiento de la tierra. Quesnay escribió: “La cantidad de renta que se puede adquirir mediante la compra de una tierra no es arbitraria ni desconocida; su medida precisa nos da la naturaleza de las cosas, que impone su ley al comprador y al vendedor…; esta misma ley debe tenerse en cuenta para la fijación del tipo de interés o renta del dinero”.
v Despotismo Legal: soberanía de un rey que conocía el orden natural de la fisiocracia y llevaba su política de acuerdo al mismo.


v Cuestiones impositivas en la fisiocracia:
La fisiocracia consideró que la estructura impositiva existente en Francia era muy ineficiente, y que se debía gravar de acuerdo al producto neto, por lo que era necesario gravar al terrateniente. Esta idea es aparentemente contraria a sus deseos de favorecer a la agricultura, pero se basa en el siguiente razonamiento: dado que la agricultura es la única actividad que proporciona producto neto, este sector es el único que en realidad paga los impuestos. Sin embargo, el impuesto se puede pagar en forma directa o pasar por varios intermediarios. En este último caso, el impuesto total será mayor debido a los gastos ocasionados por mayores costos administrativos. Este razonamiento sería cierto cuando la teoría que afirma que la agricultura es la única actividad productora de valor, pero se desploma cuando se reconoce que otros sectores también producen valor.
v Influencias de la Fisiocracia:
Quesnay fue el primero en concebir la actividad económica como un flujo constante de rentas entre grupos sociales, y en plantear cómo se podía alcanzar el equilibrio económico. Después de él, las visiones de Adam Smith y sus discípulos no se plantearían el problema del equilibrio general. Recién con Walras se retomaría el sendero del equilibrio general.

La fisiocracia tuvo gran influencia hasta la aparición de La Riqueza de las Naciones en 1776. La fisiocracia influyó en el pensamiento de Adam Smith, quién los conoció mientras desarrollaba su propia investigación sobre la naturaleza y la función del capital en una sociedad agrícola.

v La producción:

El desarrollo de la nación se daría a través del agro.

Los fisiócratas favorecieron la explotación capitalista en gran escala de las tierras, por lo que solicitaban medidas para que los grandes terratenientes acepten los cambios necesarios.

No solo se pretendía un aumento en la producción de bienes del campo, sino también que la producción estuviese orientada al mercado y bajo el dominio del capital, pues atraer capitales al agro era la única manera de lograr los avances necesarios en la productividad.

Se copiaría el modelo ingles de establecimientos de producción capitalista de gran escala.

Es definitiva, el país ser gran productor de cereales y de gran exportador. Las personas debían ser libres de perseguir su propia utilidad, mientras que el gobierno era responsable de no interferir con regulaciones que atentaran contra el derecho natural de las personas (como hacían los mercantilistas), sino que debía velar para que ese derecho natural fuera disfrutado por la población, eliminando las distorsiones que pudieran aparecer.

Esta línea de pensamiento, desarrollada por QUESNAY y sus seguidores, tiene fuertes vinculaciones con la teoría clásica: lo que esta estableciéndose no es otra cosa que el orden burgués, que pueden reducirse simplemente el derecho a la propiedad privada.



v Sistema económico:

Otro aporte remarcable fue la concepción fisiocrática, de la existencia de un sistema económico.

Se sospecha que las tablas de QUESNAY contiene los primeros esquemas que muestran a la economía de un país como un ciclo renovable.

La población es dividida en clases sociales: los terratenientes (que QUEANAY llama propietarios), los agricultores (que también conforman la clase productiva) y, opuesta a ambos, la clase estéril o improductiva (compuesta por las industrias y comerciales urbanos.



Ø Conclusión general de la monografía


Esta monografía a nosotros, a pesar de que nos costo bastante hacerla porque nunca habíamos hecho una, nos gusto el tema que nos toco.

Nos sirvió para poder trabajar en grupo, juntarnos e intercambiar ideas.

Conocer como era la economía en la antigüedad y especialmente (en nuestro caso) tener conocimiento de cómo pensaban y mostraban sus ideas los fisiócratas.

También nos sirve esta experiencia por si alguno de nosotros llega a ir a la facultad, más o menos saber como se arma una monografía.

A pesar de que nos costo bastante le damos las gracias a la profesora Di Benedetto por habernos dado este trabajo.


· Valeria Gandini
· Leonela Corti
· Veròn Gabriel





v Bibliografía:



· Desarrollo de ANALISIS económico- Ingrid Hahne Rima.
· El hombre y la riqueza- José López Gento
· Repaso a la teoría económica- Edwin Cannan
· Internet: google- etc.
· Encarta 2006
· Diccionarios enciclopédicos
· Fotocopias de facultad

Mercantilismo

MERCANTILISMO
Integrantes: Plitman Sergio
Rodrigo Avalos
Mangieri Leonel
Garcia Nicolas


Introducción.
Se puede entender al mercantilismo como un conjunto de ideas económicas que se desarrollaron durante los siglos XVI, XVII y la primera mitad del XVIII en Europa y tuvieron gran influencia en las políticas económicas de los nacientes Estados nación.
Estructura.
1. Introducción.
2. Tratados de Utrecht
3. Mercantilismo
3.1. Definición
3.2. El mercantilismo como conjunto de ideas económicas
3.3. Las ideas mercantilistas
3.4 El mercantilismo como proceso económico
4. Políticas mercantilistas
4.1. En Francia
4.2. En Inglaterra
4.3. En España
4.4. En otros países
5. El monopolio mercantilista
5.1. Las flotas y los galeones
5.2. Las ferias
5.3. El contrabando
5.4. Los corsarios y piratas
6. Organización económica de América durante el siglo XVIII
6.1. La nueva orientación económica
6.2. El reglamento de comercio libre en 1778
7. El virreinato del Río de la Plata
7.1. Creación de nuestro Virreinato (1777)
7.2. Organización política y administrativa del Virreinato
8. Conclusión final
9. Bibliografía

Tratados de Utrecht.
Los Tratados de Utrecht son un conjunto de acuerdos a los que llegaron los países europeos después de la guerra de Sucesión española (1701-1714), y que fueron firmados desde 1713 hasta 1715.
En 1705 las potencias en litigio dieron muestras de agotamiento e iniciaron contactos que llevaron definitivamente a la paz, a partir del ascenso del archiduque Carlos al trono imperial como Carlos VI, en abril de 1711, y el consiguiente cambio de actitud de la diplomacia inglesa. Los Preliminares de Londres (octubre de 1711) plantearon las líneas maestras de los futuros tratados. La Convención de Fontainebleau (agosto de 1712) propuso un armisticio general; los contendientes, excluida Austria, se dispusieron entonces para la paz definitiva, que implicaba el reconocimiento de Felipe V como rey de España.
El 11 de abril de 1713, Francia firmó en Utrecht una serie de convenios con Gran Bretaña, Portugal, las Provincias Unidas, Saboya y Prusia. España lo hizo en los meses siguientes, también de manera bilateral. Austria continuó la guerra; el agotamiento económico y militar le obligó a zanjar su contienda con los Borbones el 6 de marzo de 1714, en Rastadt.
Utrecht planteó un nuevo orden europeo regido por la 'balanza de poderes', un sistema de contraposición de fuerzas antagónicas, destinado a asegurar la paz mediante el equilibrio militar. El conjunto de pactos, concluidos según principios de inspiración inglesa, va a traducirse en la hegemonía de Gran Bretaña. El hecho real de esta hegemonía es más claro en las líneas generales que en las numerosísimas cláusulas de los acuerdos, que constituyen su fundamento jurídico internacional.
Principales Artículos y Tratados.
Tratado
Artículos
Disposiciones
De Utrecht

Paz entre Inglaterra y Francia


Promesa de Felipe V de no entrometerse en los problemas de la sucesión inglesa.


Libertad de comercio a los súbditos de ambas colonias. No se puede dar licencia a otros países de navegar, comerciar e introducir negros y mercaderías en las colonias españolas.

12º
Libre introducción de negros para Inglaterra por 30 años, en igualdad de condiciones que los franceses lo hacían.

15º
Inglaterra permite a España pescar en Terranova

17º
Si algún súbdito comete algo indebido no quebranta la paz.(Esto es por los corsarios y piratas).
De Madrid
4º al 7º
Libertad de comercio en los dominios españoles para los ingleses, sin registro ni control. Las mercancías no pagan impuestos.
Libre navegación inglesa en colonias americanas.
Libre transporte de mercaderías entre colonias españolas.
Asiento Negrero

Se funda la campaña de introducción de negros llamada Asiento, en el cual podían introducir 100.000 negros por año.
Entrada de un navío de 300 toneladas para poder vender en América.
Este tratado logra consolidar el vínculo entre España e Inglaterra y excluye a Francia del comercio de ultramar.
Mediante estos tratados Inglaterra se aseguró la renuncia de Felipe V al derecho de la corona francés.

Mercantilismo Definición.
El Mercantilismo no es una doctrina de pensamiento económico sino que puede estudiarselo desde el punto de vista político, prevaleció en Europa durante los siglos XVI, XVII y XVIII y promulgaba que el Estado debe ejercer un férreo control sobre la industria y el comercio para aumentar el poder de la nación al lograr que las exportaciones superen el valor de las importaciones. El mercantilismo no era en realidad una doctrina formal y consistente, sino un conjunto de firmes creencias, entre las que cabe destacar la idea de que era preferible exportar a terceros que importar bienes o comerciar dentro del propio país; la convicción de que la riqueza de una nación depende sobre todo de la acumulación de oro y plata; y el supuesto de que la intervención pública de la economía es justificada si está dirigida a lograr los objetivos anteriores. Los planteamientos mercantilistas sobre política económica se fueron desarrollando con la aparición de modernas naciones Estado; se había intentado suprimir las barreras internas al comercio establecidas en la edad media, que permitían cobrar tributo a los bienes con la imposición de aranceles o tarifas en cada ciudad o cada río que atravesaban. Se fomentó el crecimiento de las industrias porque permitían a los gobiernos obtener ingresos mediante el cobro de impuestos que a su vez le permitían costear los gastos militares. Asimismo la explotación de las colonias era un método considerado legítimo para obtener metales preciosos y materias primas para sus industrias.
El mercantilismo tuvo gran éxito al estimular el crecimiento de la industria, pero también provocó fuertes reacciones en contra de sus postulados. La utilización de las colonias como proveedoras de recursos y su exclusión de los circuitos comerciales dieron lugar, entre otras razones, a acontecimientos como la guerra de la independencia estadounidense, porque los colonos pretendían obtener con libertad su propio bienestar económico. Al mismo tiempo, las industrias europeas que se habían desarrollado con el sistema mercantilista crecieron lo suficiente como para poder funcionar sin la protección del Estado. Poco a poco se fue desarrollando la doctrina del librecambio. Los economistas afirmaban que la reglamentación gubernamental sólo se podía justificar si estaba encaminada a asegurar el libre mercado, ya que la riqueza nacional era la suma de todas las riquezas individuales y el bienestar de todos se podía alcanzar con más facilidad si los individuos podían buscar su propio beneficio sin limitaciones. Este nuevo planteamiento se reflejaba sobre todo en el libro "La riqueza de las naciones" (1776) del economista escocés Adam Smith.
El sistema de librecambio, que prevaleció durante el siglo XIX, empezó a perder fuerza a principio del siglo XX, al replantearse los elementos filosóficos del mercantilismo que originaron el neomercantilismo. Se volvieron a imponer fuertes aranceles a la importación, por razones políticas y estratégicas y se fomentó la autarquía económica como sistema contrapuesto a la interdependencia comercial de los países. Esta tendencia volvió a cambiar de signo más tarde, pero fue asociada con el nacionalismo y la competencia estratégica que provocaron, entre otras causas, la I Guerra Mundial, demostrando de esta forma que el mercantilismo tenía una fuerte base política.
Cuadro de Le Lorrain que representa un puerto de mar francés de 1638, en el momento cumbre del Mercantilismo.



El mercantilismo marca el final de la preeminencia de la ideología económica del cristianismo (la crematística), inspirada en Aristóteles y Platón, que rechazaba la acumulación de riquezas y los préstamos con interés (vinculados al pecado de usura). Esta nueva corriente económica surge en una época en la que los reyes desean poseer el máximo de oro posible. Las teorías mercantilistas buscan ese objetivo y desarrollan una problemática basada en el enriquecimiento. Esta corriente se basa en un sistema de análisis de los flujos económicos muy simplificado en el que por ejemplo no se tiene en cuenta el papel que desempeña el sistema social.
Fue la teoría predominante a lo largo de toda la Edad Moderna (desde el siglo XVI hasta el XVIII), época que aproximadamente indica el surgimiento de la idea del Estado Nación y la formación económico social conocida como Antiguo Régimen en Europa Occidental. En el ámbito nacional, el mercantilismo llevó a los primeros casos de intervención y significativo control gubernativo sobre la economía, y fue en este periodo en el que se fue estableciendo gran parte del sistema capitalista moderno. Internacionalmente, el mercantilismo sirvió indirectamente para impulsar muchas de las guerras europeas del periodo, y sirvió como causa y fundamento del imperialismo europeo, dado que las grandes potencias de Europa luchaban por el control de los mercados disponibles en el mundo.
A lo largo de este periodo durante el cual las hipótesis evolucionaron, aparece una literatura compleja, que da idea de que existe una corriente vagamente unificada. En el Siglo XIX, se extenderá por la mayoría de las naciones europeas, adaptándose a las características nacionales. Entre las escuelas mercantilistas se distingue: el bullionismo (o "mercantilismo español") que propugna la acumulación de metales preciosos; el colbertismo (o "mercantilismo francés") que por su parte se inclina hacia la industrialización; y el comercialismo (o "mercantilismo británico") que ve en el comercio exterior la fuente de la riqueza de un país.

El mercantilismo como conjunto de ideas económicas
Los primeros escritores mercantilistas pensaban que las cantidades de oro y plata que tuviese el país eran una medida de la riqueza de la nación. Más tarde los mercantilistas evolucionaron a un punto de vista algo más sofisticado.
Casi todos los economistas europeos de entre 1500 y 1750 se consideran hoy en día como mercantilistas. Sin embargo, estos autores no se veían a sí mismos como partícipes de una sola ideología económica, sino que el término fue acuñado por Victor Riquetti, Marqués de Mirabeau en 1763, y fue popularizado por Adam Smith en 1776. De hecho, Adam Smith fue la primera persona en organizar formalmente muchas de las contribuciones de los mercantilistas en su libro La Riqueza de las Naciones.[3] La palabra procede de la palabra latina mercari, que tiene el sentido igual al castellano mercantil, en el sentido de llevar a cabo un negocio, y que procede de la raíz merx que significa mercancía. Fue utilizada inicialmente sólo por los críticos a esta teoría, tales como Mirabeau y Smith, pero pronto fue adoptada por los historiadores.
El mercantilismo en sí no puede ser considerado como una teoría unificada de economía. En realidad no hubo escritores mercantilistas que presentasen un esquema general de lo que sería una economía ideal, tal y como Adam Smith haría más adelante para la economía clásica. En su lugar, el escritor mercantilista tendía a enfocar su atención en un área específica de la economía.[] Sería después del periodo mercantilista cuando los estudiosos que vinieron después integrasen las diversas ideas en lo que llamarían mercantilismo, como por ejemplo Eli F. Heckscher[5] que ve en los escritos de la época a la vez un sistema de poder político, un sistema de reglamentación de la actividad económica, un sistema proteccionista y también un sistema monetario con la teoría de la balanza comercial. Sin embargo, algunos teóricos rechazan completamente la idea misma de una teoría mercantilista, argumentando que da "una falsa unidad a hechos dispares".[6] El historiador del pensamiento económico Mark Blaug hace notar que el mercantilismo fue calificado con el paso del tiempo como "molesto equipaje", "diversión de historiografía", y de "gigantesco globo teórico"[7].
Hasta cierto punto, la doctrina mercantilista en sí misma hacía imposible que existiese una teoría general económica. Los mercantilistas veían el sistema económico como un juego de suma cero, en donde la ganancia de una de las partes suponía la pérdida de otra, o siguiendo la famosa máxima de Jean Bodin "no hay nada que alguien gane que otro no pierda" (Los Seis libros de la República). Por tanto, cualquier sistema de políticas que beneficiasen a un grupo por definición también harían daño a otro u otros, y no existía la posibilidad de que la economía fuese empleada para maximizar la riqueza común, o el bien común.[8] Parece que los escritos de los mercantilistas se hubieran hecho para justificar a posteriori una serie de prácticas, más que para evaluar su impacto y determinar así el mejor modo de llevarlas a término.[9]
El mercantilismo es, por tanto, una doctrina o política económica que aparece en un periodo intervencionista y describe un credo económico que prevaleció en la época de nacimiento del capitalismo, antes de la Revolución Industrial[10].
Las primeras teorías mercantilistas desarrolladas a principios del Siglo XVI estuvieron marcadas por el bullionismo (del inglés bullion: oro en lingotes). A ese respecto, Adam Smith escribía:
La doble función que cumple el Dinero, como instrumento de comercio y como medida de los valores, ha hecho que se produzca de modo natural esa idea popular de que el Dinero hace la riqueza, o que la riqueza consiste en la abundancia de oro y plata […]. Se razona de la misma manera con respecto a un país. Un país rico es aquél en el que abunda el dinero, y el medio más sencillo de enriquecer el suyo, es amasar el oro y la plata […]. Debido al creciente éxito de estas ideas, las diferentes naciones de Europa se han dedicado, aunque sin demasiado éxito, a buscar y acumular oro y plata de todas las maneras posibles. España y Portugal, poseedores de las principales minas que proveen a Europa de esos metales, han prohibido su exportación amenazando con graves represalias, o la han sometido a enormes tasas. Esta misma prohibición ha formado parte de la política de la mayoría de las naciones de Europa. Uno la encuentra incluso donde menos lo esperaría, en algunas antiguas actas del parlamento de Escocia, que prohíben, bajo fuertes penas, transportar oro y plata fuera del reino. La misma política se puso en marcha en Francia y en Inglaterra[11]

Thomas Gresham, comerciante y financiero inglés
Durante ese periodo, importantes cantidades de oro y plata fluían desde las colonias españolas del Nuevo Mundo hacia Europa. Para los escritores bullionistas, como Jean Bodin o Thomas Gresham, la riqueza y el poder del Estado se miden por la cantidad de oro que poseen. Cada nación debe pues acrecentar sus reservas de oro a expensas de las demás naciones para hacer crecer su poder. La prosperidad de un Estado se mide, según los bullionistas, por la riqueza acumulada por el gobierno, sin mencionar la renta nacional. Este interés hacia las reservas de oro y plata se explica en parte por la importancia de esas materias primas en tiempos de guerra. Los ejércitos, que contaban con muchos mercenarios, eran pagados con oro y quitando a los pocos países europeos que controlaban las minas de oro y plata, la principal manera de obtener esas materias primas era el comercio internacional. Si un Estado exportaba más de lo que importaba, su "balanza del comercio" (lo que corresponde en nuestros días a la balanza comercial) era excedentaria, lo que se traducía en una entrada neta de dinero.
Esto llevó a los mercantilistas a proponer como objetivo económico el tener un excedente comercial. Se prohibía estrictamente la exportación de oro. Los bullionistas también eran partidarios de poner en marcha altas tasas de interés para animar a los inversores a invertir su dinero en el país.
En el Siglo XVIII se desarrolló una versión más elaborada de las ideas mercantilistas, y que rechazaba la visión simplista del bullionismo. Esos escritores, como Thomas Mun, situaban como principal objetivo el crecimiento de la riqueza nacional, y aunque seguía considerando que el oro era la riqueza principal, admitían que existían otras fuentes de riqueza, como las mercancías.
"(...) no es la gran cantidad de oro y plata lo que constituye la verdadera riqueza de un Estado, ya que en el mundo hay Países muy grandes que cuentan con abundancia de oro y plata, y que no se encuentran más cómodos, ni son más felices […]. La verdadera riqueza de un Reino consiste en la abundancia de las Mercancías, cuyo uso es tan necesario para el sostenimiento de la vida de los hombres, que no pueden pasarse de ellas”[]
El objetivo de una balanza comercial excedentaria seguía persiguiéndose pero desde ese momento se veía interesante importar mercancías de Asia por medio de oro para revender luego esos bienes en el mercado europeo con importantes beneficios.
"Y para dejar la cosa aún más clara, cuando decimos […] que 100.000 libras exportadas en efectivo pueden servir para importar el equivalente aproximado de 500.000 libras esterlinas en mercancías de las Indias Orientales, hay que entender que la parte de esa suma que puede llamarse con propiedad nuestra importación, al ser consumida en el reino, tiene un valor de unas 120.000 libras esterlinas anuales. De manera que el resto, es decir 380.000 libras, es mercancía exportada al extranjero bajo la forma de nuestros tejidos, nuestro plomo, nuestro estaño, o de cualquier otro producto de nuestro país, con gran aumento del patrimonio del reino y eso en el tesoro, por lo que podemos concluir que el comercio de las Indias Orientales provee a ese fin.[“]
Esta nueva visión rechazaba a partir de ese momento la exportación de materias primas, que una vez transformadas en bienes finales constituían una importante fuente de riqueza. Mientras el bullionismo había favorecido la exportación en masa de lana de Gran Bretaña, la nueva generación de mercantilistas apoyaba la prohibición total de exportar materias primas y propugnaba el desarrollo de industrias manufactureras domésticas. Al necesitar las industrias importantes capitales, en el Siglo XVIII se vio una reducción de las limitaciones contra la usura. Como muy bien demostró William Petty, la tasa de interés se ve como una compensación por las molestias ocasionadas al prestador al quedar sin liquidez. Un resultado de esas teorías fue la puesta en marcha de las Navigation Acts a partir de 1651, que dieron a los barcos ingleses la exclusiva en las relaciones entre Gran Bretaña y sus colonias, prohibiendo a los holandeses el acceso a ciertos puertos para restringir la expansión de los Países Bajos.
Las consecuencias en materia de política interior de las teorías mercantilistas estaban mucho más fragmentadas que sus aspectos de política comercial. Mientras Adam Smith decía que el mercantilismo apelaba a controles muy estrictos de la economía, los mercantilistas no estaban de acuerdo entre sí. Algunos propugnaban la creación de monopolios y otras cartas patentes. Pero otros criticaban el riesgo de corrupción y de ineficacia de tales sistemas. Muchos mercantilistas también reconocían que la instauración de cuotas y de control de precios propiciaba el mercado negro.
En cambio, la mayor parte de los teóricos mercantilistas estaban de acuerdo en la opresión económica de los trabajadores y agricultores que debían vivir con unos ingresos cercanos al nivel de supervivencia, para maximizar la producción. Unos mayores ingresos, tiempo libre suplementario o una mejor educación de esas poblaciones contribuirían a favorecer la holgazanería y perjudicarían la economía[14]. Esos pensadores veían una doble ventaja en el hecho de disponer de abundante mano de obra: las industrias que se desarrollaban en esa época precisaban de mucha mano de obra y además eso reforzaba el potencial militar del país. Los salarios se mantienen pues a un bajo nivel para incitar a trabajar. Las leyes de pobres (Poor Laws) en Inglaterra persiguen a los vagabundos y hacen obligatorio el trabajo. El ministro Colbert hará trabajar a niños con seis años en las manufacturas de Estado.
La reflexión sobre la pobreza y su papel social en la Edad Moderna cobró importancia sobre todo tras la Reforma Protestante y los diferentes papeles que a la predestinación y el triunfo personal daban la teología de Lutero, Calvino o la Contrarreforma. La opinión católica tradicional se asociaba al mantenimiento del Antiguo Régimen, sancionando el ocio de los privilegiados y considerando la condena del trabajo como un castigo divino, mientras que las sociedades donde triunfó el protestantismo parecían adecuarse más a los nuevos valores burgueses.[15] La valoración tradicional de los pobres los veía como más cercanos a Dios, y las instituciones de caridad no se veían como medios de erradicar la pobreza, sino de paliar sus efectos. No obstante, entre los católicos también se incluye la obra de Juan Luis Vives De subventione pauperum. Sive de humanis necessitatibus libri II (Los dos libros de la subvención a los pobres o de la necesidad humana. Brujas, 1525), que trata el problema de la mendicidad buscando soluciones en las instituciones públicas, que deben socorrer a los verdaderos pobres y hacer trabajar a los que sólo son vagos; para ello consideraba preciso una organización de la beneficencia y una reforma del sistema sanitario, de asilo. Siguiendo sus ideas se organizó la actuación contra la pobreza en la ciudad de Brujas


Las ideas mercantilistas
El pensamiento mercantilista se puede sintetizar a través de las nueve reglas de Von Hornick[]
Que cada pulgada del suelo de un país se utilice para la agricultura, la minería o las manufacturas.
Que todas las primeras materias que se encuentren en un país se utilicen en las manufacturas nacionales, porque los bienes acabados tienen un valor mayor que las materias primas
Que se fomente una población grande y trabajadora.
Que se prohíban todas las exportaciones de oro y plata y que todo el dinero nacional se mantenga en circulación.
Que se obstaculicen tanto cuanto sea posible todas las importaciones de bienes extranjeros
Que donde sean indispensables determinadas importaciones deban obtenerse de primera mano, a cambio de otros bienes nacionales, y no de oro y plata.
Que en la medida que sea posible las importaciones se limiten a las primeras materias que puedan acabarse en el país.
Que se busquen constantemente las oportunidades para vender el excedente de manufacturas de un país a los extranjeros, en la medida necesaria, a cambio de oro y plata.
Que no se permita ninguna importación si los bienes que se importan existen de modo suficiente y adecuado en el país

El mercantilismo como proceso económico
Dentro de la doctrina económica mercantilista emergieron, de manera natural, tres cuestiones fundamentales que generaba esta lucrativa actividad comercial:
El monopolio de exportación(el Estado tiene control absoluto sobre las exportaciones)
El problema de los cambios y su derivación.
El problema de la balanza comercial.
Políticas mercantilistas
Las ideas mercantilistas fueron la ideología económica dominante en toda Europa al principio de la Edad Moderna. Sin embargo, como conjunto de ideas no sistematizadas, su aplicación concreta difirió en la práctica de cada país.
En Francia
En Francia, el mercantilismo nace a principios del Siglo XVI, poco tiempo después del reforzamiento de la monarquía. En 1539, un real decreto prohíbe la importación de mercancías textiles de lana provenientes de España y de una parte de Flandes. El año siguiente se imponen restricciones a la exportación de oro[]. Se multiplican las medidas proteccionistas a lo largo del siglo. Jean-Baptiste Colbert, ministro de finanzas durante 22 años, fue el principal impulsor de las ideas mercantilistas en Francia, lo que hizo que algunos hablaran de colbertismo para designar el mercantilismo francés. Con Colbert, el gobierno francés se implicó mucho en la economía para acrecentar las exportaciones. Colbert eliminó los obstáculos al comercio al reducir las tasas aduaneras interiores y al construir una importante red de carreteras y canales. Las políticas desarrolladas por Colbert en conjunto resultaron eficaces, y permitieron que la industria y la economía francesas crecieran considerablemente durante ese periodo, convirtiendo a Francia en una de las mayores potencias europeas. No tuvo tanto éxito a la hora de convertir Francia en una gran potencia comercial equiparable a Inglaterra y a Holanda[].
También es característico del colbertismo emprender una decidida política de creación de Manufacturas Reales que fabricaban productos estratégicos o de lujo (los Gobelinos, para tapices y cristales), en ambos casos consumibles en primer lugar por la demanda de la propia monarquía, al tiempo que producían la emulación de su consumo tanto dentro como fuera del reino. Dicha emulación también se vio en la creación de manufacturas similares en otros países europeos, entre los que destacaron las Reales Fábricas españolas de productos de lujo (Porcelana del Buen Retiro, Cristal de la Granja, Real Fábrica de Tapices), de armas (Reales Fábricas de Artillería de Liérganes y La Cavada), y de artículos de gran consumo que se monopolizaban por el estado como regalías: tabaco (la Real Fábrica de Tabacos de Sevilla y la de Madrid), aguardiente, naipes.

Ministro francés de finanzas y mercantilista, Jean-Baptiste Colbert

En Inglaterra
En Inglaterra, el mercantilismo alcanza su apogeo durante el periodo llamado del Long Parliament (1640–1660). Las políticas mercantilistas también se aplicaron durante los periodos Tudor y Estuardo, especialmente con Robert Walpole como principal partidario. El control del gobierno sobre la economía doméstica era menor que en el resto de Europa, debido a la tradición de la Common law y el progresivo poder del parlamento[].
Los monopolios controlados por el estado se habían extendido, especialmente antes de la primera revolución inglesa, a pesar de que a menudo eran cuestionados. Los autores mercantilistas ingleses estaban divididos acerca de la necesidad de control de la economía interior. El mercantilismo inglés adoptó sobre todo forma de control del comercio internacional. Se puso en marcha un amplio abanico de medidas destinadas a favorecer la exportación y penalizar la importación. Se instauraron tasas aduaneras sobre las importaciones y subvenciones a la exportación. Se prohibió la exportación de algunas materias primas. Las Navigation Acts (Actas de Navegación) prohibían a los comerciantes extranjeros hacer comercio interior en Inglaterra. Inglaterra aumentó el número de colonias y, una vez estaban bajo control, se instauraban reglas para autorizar a producir sólo materias primas y a comerciar únicamente con Inglaterra. Esto condujo a progresivas tensiones con los habitantes de esas colonias y fue una de las principales causas de la Guerra de Independencia de los Estados Unidos.
Estas políticas contribuyeron en gran medida a que Inglaterra se convirtiera en la mayor potencia comercial del mundo, y una potencia económica internacional. En el interior, la transformación de tierras no cultivadas en terreno agrícola tuvo un efecto duradero. Los mercantilistas pensaban que para hacer crecer el poderío de una nación, todas las tierras y recursos debían utilizarse al máximo, lo que les llevó a embarcarse en grandes proyectos como el drenaje de la región de los fens ("pantanos" de la llanura de Bedford)[].

William Petty

En España
La revolución de los precios que afectó a toda Europa desde el siglo XVI, tuvo su origen en la llegada a España de las remesas anuales de metales preciosos que traía la flota de Indias, con lo que la reflexión sobre sus causas y posibles soluciones produjo el primer pensamiento económico digno de tal nombre. A ello se sumaba la tradición de peticiones de orden económico en las Cortes, tanto las castellanas como las de los reinos de la Corona de Aragón. Castilla, desde la Baja Edad Media había presenciado un enfrentamiento entre los intereses vinculados a la exportación de la lana (la aristocrática Mesta, y la alta burguesía de mercaderes de Burgos, las ferias y puertos conectados con Flandes) y los vinculados a la producción interna de paños (la baja burguesía y el patriciado urbano de las ciudades centrales, como Segovia y Toledo), que se expresaron en las guerras civiles de los Trastamara e incluso la de las Comunidades. Ese modelo simplificado no oculta la confluencia de multitud de otros intereses, tanto personales como dinásticos, institucionales y estamentales, como los de las distintas partes del clero, e incluso la presencia de minorías como judíos y conversos y la gran mayoría social que es el campesinado.[] La misma construcción de la monarquía autoritaria tiene mucho que ver con su habilidad para arbitrar estos conflictos socioeconómicos y su dimensión política.[] La misma organización del monopolio del comercio americano, a través de la Casa de Contratación de Sevilla, conjugado con los préstamos adelantados por banqueros alemanes (familia Fugger) o genoveses, y los mecanismos de la deuda pública (juros) dan una muestra de lo necesario y a la vez complicado que era entender los fenómenos económicos y actuar políticamente sobre ellos. Era vital para el funcionamiento del complejo aparato militar, burocrático y hacendístico de la Monarquía Hispánica (véase Instituciones españolas del Antiguo Régimen), en el que los impuestos (unos del rey, otros del reino, otros de los municipios), las múltiples exenciones, y los derechos y regalías del monarca formaban un entramado caótico.


Martín de Azpilicueta
A los economistas españoles, de abundante nómina en los siglos XVI y XVII (Tomás de Mercado, Sancho de Moncada y Martín de Azpilicueta, teólogos vinculados a la Escuela de Salamanca; Luis Ortiz, contador de hacienda, Martín González de Cellorigo, abogado en la Chancillería de Valladolid, Pedro Fernández de Navarrete, militar y gobernador de Guipúzcoa, Luis Valle de la Cerda, que propone en 1600 la creación de los Montes de Piedad con el apoyo de las Cortes...), se les daba el nombre de arbitristas, por ser arbitrio el nombre que solía darse a la medida que, por su mera voluntad, podía el rey tomar en beneficio del reino, y que esos autores solicitaban. Su papel fue subvalorado por la misma historiografía económica española en sus primeros estudiosos, como es el caso de Manuel Colmeiro.[] Ya en su propia época eran ridiculizados por proponer medidas extravagantes, como lo hizo Quevedo, que en varias ocasiones describe a bienintencionados arbitristas ("arcigogolantes") causando toda clase de catástrofes; uno de ellos está tan enfrascado en escribir sus teorías que no se da cuenta de que se ha sacado a sí mismo un ojo con la plumas[]
El mismo Quevedo reflejó magistralmente la percepción de fracaso económico, como parte de la más general decadencia española en su célebre poema:
Nace en las Indias honrado,
donde el mundo le acompaña.
Viene a morir en España
y es en Génova enterrado...
¡Poderoso caballero es Don Dinero!

Zenón de Somodevilla, marqués de la Ensenada.

Durante la crisis económica que afectó a España durante el Siglo XVII (de hecho fue la principal afectada por la general crisis del siglo XVII) se pusieron en marcha muchas políticas económicas sin demasiada coherencia, incluyendo alteraciones monetarias y fiscales que más que remediar, contribuyeron a su profundización. El estado ruinoso de finales de ese siglo, durante el reinado de Carlos II, no obstante presenció una reactivación de la economía en las zonas periféricas (a excepción de Andalucía). Tras la Guerra de Sucesión Española (1700-1714), supuso un indudable éxito económico la adopción, por los gobiernos de Felipe V, de una serie de medidas mercantilistas de inspiración colbertista importadas de Francia (ministros Jean Orry y Michael-Jean Amelot).
En el siglo XVIII, la herencia del arbitrismo se trasladó al llamado proyectismo ilustrado con mayor elevación intelectual. En el reinado de Fernando VI las medidas asociadas al Catastro de Ensenada, muy ambiciosas, no fueron aplicadas con decisión. Lo mismo ocurrió con las del Marqués de Esquilache con Carlos III (decreto de abolición de la tasa del trigo y libre comercio de granos, 1765), que fue apartado tras el motín que lleva su nombre (1766). El final del siglo XVIII es el del ascenso de políticos con ideas económicas más cercanas a la fisiocracia y el liberalismo económico (Campomanes y Jovellanos), destacando el proyecto de ley agraria y la liberalización del comercio americano; que tampoco consiguieron un desarrollo eficaz, ya en la crisis del Antiguo Régimen.
En otros países
Las demás naciones también adoptaron las tesis mercantilistas en distinto grado. Los Países Bajos, que se habían convertido en el centro financiero de Europa gracias a su muy desarrollada actividad comercial, estaban poco interesados en restringir el comercio y sólo a última hora adoptaron algunas políticas mercantilistas.
El mercantilismo se desarrolló en Europa Central y en Escandinavia tras la Guerra de los Treinta Años (1618–1648), cuando Cristina de Suecia y Cristian IV de Dinamarca pasaron a preconizarlo. Los emperadores Habsburgo se interesaron bastante por las ideas mercantilistas, pero la extensión y la relativa descentralización de este Imperio hacía difícil la adopción de tales medidas. Algunos estados del Imperio adoptaron las tesis mercantilistas, especialmente Prusia, que tuvo bajo el mandato de Federico el Grande la economía más rígida de Europa. Con esta base doctrinal Alemania iba a gestar con esta base doctrinal una escuela llamada de los "cameralistas" que tendría influencia hasta el Siglo XIX.
Rusia bajo Pedro el Grande trató de poner en marcha el mercantilismo sin demasiado éxito debido a la ausencia una clase significativa de comerciantes o de une base industrial.


La batalla de Scheveningen, 10 de agosto de 1653 por Jan Abrahamsz Beerstraaten, hacia 1654, representa la batalla final de la Primera Guerra Anglo-Holandesa
Las ideas mercantilistas también alimentaron los periodos de conflicto armado en los siglos XVII y XVIII. Al ser la idea dominante que el stock de riqueza es algo fijo, el único modo de aumentar la riqueza de un país debía hacerse en detrimento de otro. Muchas guerras, entre las que hay que contar las guerras anglo-holandesas, franco-holandesa, y franco-inglesa fueron ocasionadas por las doctrinas que preconizaban el nacionalismo económico. El mercantilismo contribuyó también al desarrollo del imperialismo, ya que todas las naciones que podían hacerlo trataban de apoderarse de territorios para hacerse con materias primas. A lo largo de este periodo, el poder de las naciones europeas se extendió por todo el planeta. A expensas de la economía interior, esta expansión creó monopolios, como las británicas Compañía de las Indias o la Compañía de la Bahía de Hudson; o la francesa Compañía de las Indias Orientales.
Compañía privilegiada
Estas compañías privilegiadas tenían precedentes desde el siglo XIV en las ciudades italianas de Pisa, Génova, Florencia y Venecia; por no hablar de la Hansa, que responde a otra categoría funcional. En Inglaterra surgirán algunas a partir de guildas medievales preexistentes, como las distintas Company of Merchant Adventurers (siglos XV y XVI). Fue en la Holanda independizada de la Monarquía Católica donde aparecieron las primeras dignas del nombre de compañías privilegiadas: la VOC (1602) y la WIC (1621). Otras naciones tuvieron compañías privilegiadas, notablemente las nórdicas (Dinamarca, Suecia...). En España (a pesar de contar con precedentes medievales, como el Consulado del Mar catalán o la institución similar castellana) la figura es de incorporación más tardía: en el siglo XVIII el monopolio del puerto de Cádiz (sucesor del de Sevilla), ya muy castigado por las consecuencias comerciales del Tratado de Utrecht, fue admitiendo la presencia de alguna compañía similar, como la Compañía Guipuzcoana de Caracas (1728).

El Monopolio Mercantilista.
A menudo se ha llamado a este sistema monopolio comercial, desvinculándolo totalmente de las teorías económicas vigentes y juzgándolo desde puntos de vista parciales o deficientes.
Fue monopolio en el sentido de que España era el único vendedor y el único comprador, según lo pedían las doctrinas estatistas de los teóricos del mercantilismo.
Contra ese único comprador y vendedor protestaban los países con mercantilismo de flotas y fletes, como Inglaterra y Holanda. Pero Inglaterra era también cerradamente monopolista, ya que según el Acta de Navegación de Cromwell, todo el comercio vino a quedar en manos de los ingleses y en barcos de esa nacionalidad.
El mercantilismo inglés y el francés dieron excelentes resultados en sus respectivos países.

Las flotas y los galeones.
En los primeros tiempos se organizaban expediciones sueltas que enviaba cada armador o comerciante; pero el contrabando y los piratas obligaron a las autoridades a formar flotas compuestas por varias naves artilladas que navegaban juntas. A partir de 1573 este sistema de "flotas y galeones" se volvió obligatorio y oficial y todo navío debía ir o regresar de México formando parte de la flota bajo pena de severas sanciones.
Cada año se equipaban en Sevilla dos flotas: una con destino a Veracruz (México), denominada flota de "Nueva España" y la otra a Portobelo (Panamá), llamada de "Tierra Firme" de la que se desvinculaban algunas naves para Cartagena y Caracas: una Quinada Real les servía de protección.
La flota de Tierra Firme marchaban directamente de España a Santo Domingo, licenciaba allí los barcos que se dirigían a Río de Hacha. Venezuela, Margarita, etc. Y seguía con los demás hasta Cartagena y Santa Marta.
De allí, al cabo de un mes, se dirigían a Portobelo, desde donde los productos eran transportados por tierra hasta Panamá, y de allí embarcados para el Callao, donde se separaban los destinados a Chile. Los que debían ser enviados al Alto Perú, eran transportados a lomo de mula, o en carretas, hasta Potosí.
Los comerciantes del Río de la Plata iban a proveerse a Potosí, pasando por Jujuy, Salta y Córdoba. Los productos llegan así a Buenos Aires después de larga peregrinación, muy recargados sobre su valor primitivo.
Poco tiempo después de la llegada de los galeones, los comerciantes de la América del Sur llevaban sus productos a Portobelo, para ser cambiados allí por los artículos manufacturados. En este último puerto la flota esperaba las mercaderías, que a lomo de mula atravesaban el istmo de Panamá, punto en donde la Armada del Mar del Sur había dejado los productos recogidos en Valparaíso, Callao y Guayaquil.
Portobelo era, pues, el emporio del comercio sudamericano. Ambos convoyes cargados con esmeraldas de Nueva Granada, perlas de Margarita, tabaco, cacao, etc. de Venezuela, minerales de Nicaragua, metales preciosos del Perú y de Méjico y sus respectivas flotas defensoras, volvían a Cádiz.
El cargamento de los buques se efectuaba en España, por comerciantes de Sevilla y Cádiz, con la intervención de la Casa de Contratación, la que indicaba qué artículos y qué cantidad debían embarcarse; los productos que de retorno debían llevar y las escalas que tenían que hacer.
Las Ferias
En Portobelo, Panamá y Potosí se efectuaban ferias anuales que duraban de 30 a 40 días y allí se llevaban los productos de las minas, la vainilla, el palo de campeche, quinina, cueros, sebos y cereales para cambiarlos por productos procedentes de España.
El contrabando.
El régimen español de los siglos XVI y XVII y la prohibición impuesta a los extranjeros de comerciar con las posesiones americanas, trajeron como consecuencia el contrabando o comercio clandestino que no pagaba derechos aduaneros, violaba y defraudaba al fisco.
Los ingleses, portugueses y holandeses introducían toda clase de géneros; aun los mismos concesionarios de las flotas entregándose con descaro al contrabando.
Por razones políticas España permitió que Francia pudiera comercializar con el Perú, permiso aprovechado por los franceses para introducir en Lima toda clase de mercaderías.
En el Río de la Plata, muchas veces las embarcaciones procedentes de Sevilla se detenían en el Brasil, para cargar allí los géneros e introducirlos luego en Buenos Aires.
Otras veces las naves penetraban en el estuario del Río de la Plata y pasaban a los barcos españoles su cargamento, en retorno de los frutos del país que éstos cargaban clandestinamente.
La Colonia del Sacramento y Las Antillas, fueron los dos focos principales del contrabando con Hispanoamérica. Estas posesiones españolas fueron utilizadas por Inglaterra, Francia, Holanda y Portugal para arruinar el comercio de España.
A efectos de cortar todos estos abusos del contrabando, los comerciantes de Cádiz fueron autorizados para enviar buques de registro sueltos con lo que se suprimió el sistema de galeones. Esta medida fue utilísima para el Río de la Plata que pudo obtener los artículos europeos en más abundancia y menor precio.

Corsarios y piratas.
Los corsarios y piratas, generalmente ingleses, franceses y holandeses, se organizaron para atacar las flotas españolas y apoderarse de las riquezas y mercaderías que transportaban.
Los corsarios actuaban cuando su país mantenía guerra con España. El botín capturado se repartía correspondiendo una parte al Estado. Sus actividades cesaban al declararse la paz.
Los piratas operaban en todo tiempo, por cuenta y riesgo propio y se distribuían entre sí el producto. Su centro estaba en la isla Tortugas, al norte de Haití, desde donde se enseñorearon durante los siglos XVII y XVIII del mar de las Antillas.



Organización Económica de América durante el siglo XVIII
La nueva Orientación Económica.
Durante el siglo XVIII, nuevas teorías económicas reemplazan al Mercantilismo. Nace la FISIOCRACIA. Los Borbones españoles adhirieron a este movimiento de inspiración francesa, que tenía dos principios:
La riqueza de un país se basa en la explotación racional de la tierra.
El Estado debía intervenir lo menos posible en lo económico, dejando libre juego a las leyes de la naturaleza.
El Reglamento de Comercio Libre de 1778.
Debe tenerse presente que el tan comentado régimen de "flotas y galeones" nunca fue aplicado rígidamente, porque a menudo los monarcas concedieron permisos aislados o temporarios al margen de dicho sistema. Merced a estas franquicias, el Río de la Plata tuvo frecuentes relaciones comerciales directas con España. Por Buenos Aires entraban mercaderías que eran luego vendidas en el interior, como no se hacía diferencia entre las llegadas legalmente y las introducidas de contrabando, se estableció, como un intento de contralor, la Aduana Seca de Córdoba en 1622.
De acuerdo con las nuevas concepciones económicas, don Carlos III promulgó en 1778 un "Reglamento para el comercio Libre de España e Indias" el cual tenía 55 artículos, entre los cuales se establecía lo siguiente:
Trece puertos españoles, además de los de Mallorca y Canarias, podrían comercializar en adelante con América (art. 4º).
Veinticuatro puerto americanos - entre ellos Buenos Aires- podrían comercializar con los de la Península (art. 5º).
En los puertos mayores, los productos españoles pagaban un impuesto correspondiente al 3% de su valor; los productos extranjeros un 7% (arts. 16º y 17º).
Ciertos productos españoles fueron eximidos de impuestos, con el objeto de que su precio les permitiera competir con los extranjeros (art. 22º)



EL VIRREINATO DEL RIO DE LA PLATA.
Creación de nuestro Virreinato (1777).
La organización política y administrativa dada por Carlos I y Felipe II a América apenas varió durante dos siglos. Prácticamente todo se concentraba en torno de México y de Lima.
Las nuevas teorías acerca del Estado, las concepciones del Despotismo Ilustrado, las necesidades estratégicas y las doctrinas económicas en boga, hicieron que se produjeran notables modificaciones en la organización política y administrativa de América durante el siglo XVIII.
En 1776, don Carlos III, movido por las urgencias de las necesidades estratégicas, nombró Virrey del Río de la Plata a don Pedro de Cevallos.
Con todo, es necesario notar que la idea de crear un virreinato que abarcara estas regiones no era nueva, sino conocida, discutida y aprobada desde tiempo atrás. Pero el carácter militar del nuevo virreinato queda claramente marcado si se tiene en cuenta que el primer virrey no vino precisamente acompañado de jurisconsultos y magistrados, sino con 9000 soldados que fueron prontamente empleados de los menesteres de la guerra.

Organización Política y Administrativa del Virreinato.
Al aplicarse la Real Ordenanza de Intendentes en 1782 – reajustada en 1788 – el Virreinato del Río de la Plata adquirió la constitución política y administrativa que había de conservar hasta 1810.
Todo el territorio quedó dividido en ocho intendencias y en cuatro gobernaciones militares subordinadas.
Intendencia de Buenos Aires: comprendía las actuales provincias de Buenos Aires, La Pampa, toda la Patagonia, las de Santa Fe, Entre Ríos, Corrientes, Formosa y parte del Chaco.
Intendencia de Córdoba del Tucumán, formada por las provincias de Córdoba, La Rioja, San Luis, Mendoza y San Juan.
Intendencia de Salta del Tucumán, que abarcaba Santiago del Estero, Tucumán, Catamarca, Salta y Jujuy.
Intendencia del Paraguay, que comprendía el territorio de la antigua gobernación del mismo nombre.
Intendencia de Potosí, que abarcaba el sur del Alto Perú y tenía salida hacia el Pacífico.
Intendencia de Cochabamba, en el centro del Alto Perú.
Intendencia de La Paz, entre el Titicaca y el macizo andino.
Presidencia de Charcas, era la más pequeña de todas y su autoridad superior llevaba el título de Presidente, por serlo de la Audiencia que allí había.

CONCLUCION FINAL

Tras una exhaustiva investigación hemos llegado a algunas conclusiones que nos permiten observar las características mas destacadas del mercantilismo:
El mercantilismo fue un conjunto de ideas económicas, tendía al fortalecimiento de los nuevos estados europeos, mediante la creciente intervención del gobierno en la economía y el exagerado nacionalismo en las relaciones entre los distintos paises.

Las principales características del mercantilismo son:
Importancia preponderantes dada a los metales preciosos que el Estado debía procurar acrecentar al máximo.
Para alcanzar tal objetivo había que tratar de obtener una Balanza Comercial Favorable, fomentando especialmente la exportación de artículos industrializados y restringiendo su importación.
Esto significaba, a su vez, el estímulo de las industrias de elaboración, para el consumo interno y para las ventas al exterior. Así se formaron las primeras Manufacturas, establecimientos de magnitud mucho mayor que los talleres de artesanía corrientes hasta entonces.
Conveniencia de la adquisición de colonias como fuentes de materias primas (y eventualmente de metales preciosos) y mercados de los bienes elaborados en la metrópoli.
La aplicación de estas ideas contribuyó, especialmente, al progreso de Francia e Inglaterra.

Bibliografía
Fuentes
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Robert B. Ekelund y Robert F. Hébert. A History of Economic Theory and Method. New York: McGraw-Hill, 1997. Existe traducción al español titulada Historia de la Teoría Económica y de su método.
François Etner, Mercantilisme, Encyclopédie thématique Universalis, 2005
Eli F. Heckscher Mercantilism. traducción de Mendel Shapiro. London: Allen & Unwin. 1935.
John Maynard Keynes. "Notes on Mercantilism, the Usury Laws, Stamped Money and the Theories of Under-Consumption." General Theory of Employment, Interest and Money.
Harry Landreth y David C. Colander. History of Economic Thought. Boston: Houghton Mifflin, 2002.
Niehans, Jürg. A History of Economic Theory: Classic Contributions, 1720-1980. Baltimore: Johns Hopkins University Press, 1990.
Jean-Pierre Potier, Histoire de la pensée économique
Gianni Vaggi y Peter Groenewegen. A Concise History of Economic Thought: From Mercantilism to Monetarism. New York: Palgrave Macmillan, 2003.
Charles Wilson. Mercantilism. London: Historical Association, 1966